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Dora María Téllez: “La reforma constitucional está diseñada para resolver el problema de la sucesión”

En la reforma Constitucional queda establecido que ante la ausencia de uno de los copresidentes, el otro termina mandato solo. Si es Ortega el que muere, Rosario Murillo queda como presidenta.

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Despacho 505
  • Managua, Nicaragua
  • noviembre 20, 2024
  • 11:07 AM

Daniel Ortega y Rosario Murillo han resuelto de fondo el problema de la sucesión dinástica en Nicaragua mediante la reforma constitucional presentada este miercoles en la Asamblea Nacional, prevista a entrar en vigor en enero de 2025. Es la interpretación que hace exguerrillera Dora María Téllez tras conconer el texto que el propio dictador sandinista anunció 24 horas antes.

Para la excarcelada política de la dictadura, con este cambio a la Carta Magna, Ortega sienta las bases para atornillarse en el poder al prolongar de cinco a seis años el periodo presidencial, y asegura que el control del país quede en manos de su estirpe. Como parte de esto ha creado la figura de copresidente, un título con el que desde desde hace mucho tiempo ha reconodido el peso de Murillo en el cuadro de mando y que, finalmente, legaliza para colocarla como par.

De acuerdo a la Constitución actual, si falta el presidente, el vicepresidente asume la Presidencia y la Asamblea Nacional estaría obligada a nombrar a un vicepresidente de entre los diputados. Esto significaría que le pondrían a Rosario Murillo un diputado y eso puede ser muy inconveniente para ella y puede tener temor de una traición.  

“Han resuelto la sucesión estableciendo una Presidencia con dos copresidentes y la potestad de esos copresidentes de nombrar a sus vicepresidentes”, explica Téllez, pues ahora pueden asegurarse un vicepresidente a su medida que es su hijo Laureano Ortega Murillo y "lo pueden ya poner en la línea de suceción."

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“Si falta Daniel Ortega y se mantiene Rosario Murillo o viceversa, podrían nombrar de dedo a Laureano Ortega o a quien consideren como su sucesor”, añade la excarcelada política. 

Térrez enfatiza, en que Daniel Ortega y Rosario Murillo estarían estableciendo con esa fórmula otra dinastía familiar en Nicaragua y quedaría plasmada en la Constitución. No obstante, llama la atención sobre el mecanismo y las prisas de legalizar la herencia del poder.

“Lo que veo es que si alguien se apura para resolver el asunto legal de la sucesión a su acomodo es porque están previendo necesitarla”, opina la exguerrillera. 

Daniel Ortega cumplió 79 años este noviembre.  Es el segundo dictador más lóngevo en el mundo y el político que más tiempo ha controlado el poder en Nicaragua: 24 años, tomando los años que dirigió la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (1979-1984), su primer periodo en la Presidencia, de 1985 a 1990 y su retorno al poder en 2007 hasta la actualidad, convertido en dictador.

Dada la avanzada edad del dictador y la carrera por afianzar una dictadura con tintes dinásticos la sucesión de poder es un tema que genera tensiones tanto dentro como fuera de las filas del FSLN, el partido político del que es su principal figura. En la primera línea siempre ha estado Rosario Murillo quien siempre ha ambicionado llegar a la Presidencia, sin gozar de los apoyor políticos necesarios. Con esta reforma la ecuación para que ella suba y asuma por fin el poder absoluto, ha quedado resuelto, remarca Téllez.

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